Impulsamos la formación de los adultos como un aspecto esencial en la construcción de identidad ignaciana, favoreciendo con ello el papel del educador de acuerdo a la calidad educativa propia de un centro de la Compañía de Jesús proporcionando al personal y a los padres y madres de familia los elementos necesarios para ser agente activo en la misión de educar para el servicio de la fe y la promoción de la justicia.